viernes, 3 de julio de 2015

Poppi no durmió anoche. (Artículo de Andrea Segre sobre el referendum griego)

Poppi no durmió anoche.

Anoche dio de cenar a cinco alemanes y luego, como le gusta hacer, se puso a hablar con ellos.
Poppi es el único propietario y chef de una de las tabernas más auténticas y más bellas en el Mediterráneo, a los pies de la antigua ciudad de Campos, en el corazón de Ikaria, la isla griega, donde según el mito se hizo añicos el sueño de Ícaro.

Anoche honraba a sus clientes alemanes con carne y pescado cocinados en su vieja cocina, posiblemente sin respetar mucho las normas europeas de higiene. Después de la cena, se sentó en su mesa, ofreció tsipouro con masticha (un licor aromático utilizado desde siempre como medicina para el estómago en islas del Egeo) y se detuvo a hablar con ellos.

Los clientes alemanes de Poppi trataron de convencerlo de que hay una cosa que los griegos pueden hacer para salir del túnel de la crisis: abaratar el coste de la mano de obra y reducir los precios de los terrenos y bienes inmuebles. De esta manera se pueden conseguir inversiones de las economías fuertes del norte de Europa y de los otros países dominantes. "Lo único que tiene usted es usted mismo y tu tierra, no producen prácticamente nada: póngase al servicio de los demás y así usted también podrá disfrutar de las inversiones de los que producen la riqueza y la sostienen". Poppi los escuchaba y, respetando la regla de la hospitalidad, no se ofendió. Pero se ha quedado muy agitado y no podía dormir.

Yo creo que si somos capaces de entender completamente por qué Poppi no durmió, podemos averiguar lo que está pasando en este momento en Grecia y en Europa.

La cuestión en juego es o la supervivencia de Grecia o sostener el euro. El verdadero problema se resume, tal vez sin saberlo, en si hay que saciar a los clientes alemanes de Poppi. La pregunta que debemos hacer no es si Grecia será capaz de permanecer en el euro o si van a obtener una quita en la deuda, sino si queremos que Europa se convierta o no en el motor de una nueva política mundial capaz de poner límites al poder ilimitado que es ahora el capitalismo financiero global.

Si Europa y sus gobiernos sólo aplican soluciones técnicas para garantizar que los saldos de efectivo no perturben los mercados, entonces el único destino de los griegos (y pronto los italianos y los españoles y, en general, todos los más vulnerables y marginados, los migrantes en el primer lugar) es resignarnos a una globalización donde los capitales son capaces de moverse rápidamente hacia donde no interesa y donde pueden maximizar los beneficios y ocultar balances.

Pero Europa podría decidir convertirse en otra cosa. Siendo la primera y, por ahora, la única entidad política que abra un nuevo camino en la relación entre la economía y el estado en la era global, imponiendo en su vasto territorio, un mecanismo de control de la concentración de la riqueza y iniciando una nueva política de redistribución y de lucha contra la desigualdad.

Es una cuestión demasiado bien conocida: la desigualdad en Europa y en todo el mundo está en constante  y exponencial crecimiento. La clase media está asfixiada y aplastada y la mayoría pobre es aún más grande y más pobre, mientras que la minoría más rica es cada vez más rica y cada vez tiene menos controles gubernamentales, gracias a la capacidad de la economía mundial para cambiar de territorios y mover activos.
Para volver a Grecia y de entender en pocas palabras lo que estamos hablando, la deuda griega es de unos 300 millones de euros, mientras que la riqueza "escondida" en paraísos fiscales se estima en cerca de 7 a 8 billones de euros.

Ya, ya sé que son dos datos difíciles de comparar y muchos me dirán que no tiene sentido hacerlo. Técnicamente sé que las dos figuras no tienen nada que ver entre sí pero, políticamente, vamos a explicar cuál es el horizonte histórico y social que la cuestión griega representa para nuestra generación.

Por esta razón, después de un largo día con Poppi y muchos jóvenes griegos en esa y otras tabernas, no tengo ninguna duda de que lo que está en juego en este momento es pura y simplemente política. Syriza es una entidad política que está en el centro de la reflexión y de la acción, con necesidad de identificar nuevos instrumentos para restaurar las políticas de igualdad social, que la derrota de la democracia social y el crecimiento del poder financiero mundial ha aplastado.

Lo está haciendo en un país donde el sufrimiento es más fuerte y, por tanto, la ira contra el sistema estatal tradicional es más fuerte.

Lo está haciendo recogiendo el entusiasmo de muchos jóvenes, que son parte de una generación que sufre las malas las consecuencias de la alianza entre las finanzas mundiales y la corrupción nacional.

Lo está haciendo mediante la creación de una larga ola de otros movimientos y partidos en toda Europa que podrían conducir a la interrupción de una fuerza que, sin duda, no es aceptable para el establishment actual arraigado en los salones de la alianza entre finanzas y política tradicional.

Lo está haciendo cuando dice claramente que la política debe tener como prioridad la protección de la salud, el bienestar y la dignidad de todos los ciudadanos (y abriendo el debate sobre quién es, ahora, en una sociedad global, "ciudadanos").

Lo está haciendo a pesar de la deuda griega, pero diciendo claramente: nosotros no somos los que causaron la deuda, pero estamos dispuestos a asumir esa responsabilidad, siempre que se salvaguarde la dignidad de las personas.

Lo que tal vez no esté claro para los demás europeos, es que hace cinco años, en Grecia, Europa fue la que causó la deuda con su ignorancia y falta de honradez, apoyando la implementación de políticas de injusticia social, que han diezmado la vida de cientos de miles de personas. Tal vez  pocos europeos sepan que 5000 personas en Grecia se han suicidado en los últimos cinco años. Tal vez pocos pueden entender lo que significa que sus ingresos familiares se hayan reducido a la mitad, que los hijos desempleados y las facturas aumentaron un 30 o 40%. Tal vez algunos otros europeos no pueden imaginar lo que significa no tener los medicamentos para tratar el cáncer de su hijo o de su madre.

Estas condiciones hacen que sean los ciudadanos griegos queienes paguen las exigencias formuladas por el Eurogrupo y el FMI a los gobiernos del PASOK y Nueva Democracia para obtener la ayuda necesaria para pagar la deuda. Gobiernos compuestos por gentes de la misma clase dominante que había causado el espejismo de riqueza fingiendo la inexistencia de deuda y acostumbrando a ese estilo de vida a los ciudadanos y los consumidores de las clases altas.

Siryza atacó y derrotó no sólo a las clases dominantes, sino también los principios de sus políticas sociales que esas clases han aplicado para el cumplimiento de las directrices de las potencias europeas.
Así que hoy el Gobierno de Syriza exige reconocer que estos principios han cambiado y que el tema de la deuda tiene que ir ligado a la necesidad de restaurar la dignidad y la salud de todos los ciudadanos.
Quien ataca hoy Syriza y Grecia acusándolos de no querer pagar la deuda en función de razones técnicas, no quieren tener el coraje de abrir un nuevo horizonte de justicia social.

Quien hoy da la alarma sobre el riesgo de que Grecia va a arrastrar a Europa al abismo, es quien quiere aislar y derrotar políticamente Siryza y a aquellos que, junto con Syriza, creen en la necesidad de una nueva política social europea y mundial. Quien hoy extiende la noticia de pánico y miedo, es porque busca que en Grecia retorne la clase dominante que causó la deuda, que ha diezmado a miles de familias, pero que garantiza la fidelidad a la alianza entre las finanzas y la política.

Así que hoy no está en juego la elección de Grecia para quedarse en Europa, pero también la elección de Europa para entender Grecia. Por todo esto Poppi anoche no durmió. Y por todo ello, todos tenemos que tener el coraje de ver por qué.

Buen referéndum!

Andrea Segre


El Prof. Andrea Segré, es profesor de Sociología de la Comunicación en  la Universidad de Bolonia (Italia), y guionista y director de cine. En 2013 presentamos en Ascaso su película "Io sono Li (La pequeña Venecia)"

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